Me llamó Raul Armando Valero. Soy el tercer hijo de una familia típica de la Ciudad de México y curiosamente soy el tercer hijo con el nombre “Armando”. Mi padre siempre quiso que me llamara Raúl, pero no pensaba llamarme de ese modo. En un momento en el registro mi madre decidió que me llamara igual que él “Raúl Armando”.
Desde niño, siempre fui muy curioso acerca de los temas de reparación y armado de equipos electrónicos.
Siendo hijo de una Lic. en Matemáticas y mi padre Arquitecto, tuve mucha habilidad por los temas matemáticos y analíticos y desde muy pequeño tuve acceso a una computadora donde aprendí a dar mis pequeños pasos en el mundo de la programación a través de un programa llamado “Logo”. Quien se acuerde de dicho programa, recordará que era una pequeña tortuguita que daba vueltas a 360 grados y hacía líneas por medio de códigos de comando muy sencillos.
Es cierto que no era bueno en la escuela, pero siempre me interesó mucho la lectura. Recuerdo que cuando salía en viajes largos con mi familia (más adelante llegaré a ese punto de los viajes), mi madre me compraba decenas de revistas o cuentos para leerlos en el camino.
Siempre he creído que mucho tiene que ver con los hobbies de los niños cuando los marcan los papás. Y como siempre vi a ambos con un libro en la mano, me volví un lector ávido en casi todo tipo de temas.
Sin embargo, a pesar del amor por la lectura, me volví un estudiante muy aplicado hasta 5to semestre de la universidad (también llegaremos a ese punto).